La implementación del uso de las nuevas tecnologías en el ámbito de la Administración de Justicia nos ha obligado a asumir importantes cambios en nuestra forma de trabajo.
Ahora, además de desempeñar las funciones que tradicionalmente nos corresponden como profesionales del Derecho, debemos realizar un esfuerzo adicional y adaptarnos a las exigencias de la Justicia digital:
Disponer de asistencia técnica inmediata (o, al menos, lo suficientemente rápida como para que no nos precluyan los plazos procesales); contar con un servicio de mantenimiento que supervise el buen funcionamiento de nuestros dispositivos; programar copias de seguridad periódicas de todos los expedientes digitalizados; dar una mayor visibilididad a nuestro Despacho a través de Internet… Estas son sólo algunas de las nuevas necesidades a las que nos enfrentamos en nuestro ejercicio profesional.
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Nuevos retos ante la era digital de la Justicia
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